El grupo de Pisapraos en la Laguna de Los Caballeros, una de las marchas preferidas por algunos miembros del grupo.
Iniciamos la marcha en el pueblo de Navalguijo después de haber aparcado el coche en una pequeña plataforma que han habilitado a las afueras del pueblo (anteriormente el camino era de arena pero hace ya tiempo que la han asfaltado).
Como la marcha es bastante larga, se impone un ritmo no muy fuerte pero a la vez que no nos de lugar a muchas paradas.
El camino nos es muy duro pero es una constante subida.
Hacemos un pequeño alto para disfrutar de las innumerables pozas que jalonan esta zona de la garganta y en las cuales nos hemos bañado más de una vez.
Continuamos la marcha, siempre en constante ascenso, y nos adentramos en una zona menos dura después de haber dejado atrás una larga pedrera.
En nuestro caminar podemos ir disfrutando de la floración de los piornos, que en esta época de año está en su plenitud.
El grupo atravesando la garganta que no lleva demasiada agua.
Continuamos la marcha, y ya divisamos al frente los picos que circundan la Laguna.
Pasamos por delante de un refugio y le echamos un vistazo, pues creemos que ha sido recientemente restaurado.
Proseguimos nuestro camino y según vamos acercándonos a la laguna, la niebla y las nubes van haciendo acto de presencia en lo alto de las cumbres.
Ya estamos muy cerca de la Laguna, al fondo podemos ver la Portilla Honda.
Una vez que hemos llegado, vamos bordeando la laguna e intentamos buscar un buen lugar, a refugio del viento, donde dar buena cuenta de los alimentos que hemos traído en nuestras mochilas.
La hora de la comida. El frío hace acto de presencia y todos nos ponemos algo de abrigo para intentar estar lo más cómodo posible.
Vista en todo su extensión de la Laguna de los Caballeros.
Después de un buen almuerzo, a nadie le amarga un buen ratito de siesta.
Dos de nuestras compañeras posando delante de la laguna para la posteridad.
Al acabarse el merecido descanso del guerrero, iniciamos la vuelta; allí dejamos a un buen y nutrido grupo de montañeros que acababan de llegar, algunos de los cuales se darían un buen y merecido baño en la gélidas aguas.
El descenso lo hacemos muy relajados y ya con mejor tiempo, así que poco a poco vamos quitándonos las prendas de abrigo.
El grupo pasando por entre los piornos en flor.
A nadie le amarga un dulce, y hacemos una pequeña parada en la fuente "Majá Baera" para refrescarnos un poco y llenar las botellas con agua fresquita.
El grupo pasando por la zona de la mina.
Ya nos va quedando poco pues estamos ya muy cerca de final de la marcha.
Una vez que llegamos a los coches, nos cambiamos de ropa, nos quitamos las botas y después de adecentarmos un poco, nos iremos a Navatejares a hacer una visita al bar de Tito para que nos ponga unas buenas cervezas heladas en esas jarras de barro que él tiene, así como a degustar unos buenos pinchos de jeta, tigres y alguna que otra cosa más.
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