viernes, 12 de octubre de 2012

07 - Julio - 2012 El Torozo Y Comida

Foto del grupo en lo alto del Pico Torozo

Yo no se porqué, si es que la gente no tenía ganas de marcha o qué pero el caso es que nos quedamos en el Torozo y haremos una marcha cortita y luego nos iremos a comer unas patatas revolconas y unos huevos fritos, bien con jamón o con chorizo, a la Carmencita.

Desayunamos en La Venta Rasquilla y después ponemos rumbo al aparcamiento del Puerto del Pico con el fin de iniciar la marcha.

Como no llevamos prisa, la subida se hace con un ambiente muy distendido.

Paso del grupo con el primer refugio que nos encontramos.

Llegamos al collado y aquí y una doble posibilidad, torcer a la derecha y afrontar unas duras rampas de subida que nos llevarían directamente a la cumbre, o continuar recto por una buena trocha y mucho más suave que la anterior. ¿Cual creéis que tomamos?.

Llegada al segundo refugio y parada para echar un trago de agua y visitarle por dentro.

Un intrépido montañero que se aventuró a asomarse a una de las canales que van desde la zona norte y se lanzan en vertical hacia la zona sur de Ávila.

Echando un vistazo al paisaje de la zona de las Cinco Villas.

El grupo próximo a la cumbre del Torozo.

Dejamos constancia de nuestra llegada a la cumbre en el buzón habilitado para ello.

Trasteamos un poco por la zona anexa a la cumbre con el fin de tomar unas fotos...

pero antes de irnos, descubrimos a un par de personas (ajenas a los Pisapraos) intentando y logrando inmortalizarse poniendo sus nombres en el vértice geodésico. Parecían que estaban disfrutando con tal práctica, y para que no les reconozcamos hemos difuminado sus caras.

Iniciamos el descenso por el camino más directo, pensando sobre todo en la comida que nos espera.

Llegada al collado, ya nos queda muy poco para terminar la bajada.

A que con estos pantalones se parece a Tintín de montañero pero sin Milú.

Llegó el momento esperado por todos. La frase que más se repetía es que había que hacer muchos más sábados este tipo de marchas y no darnos tanto la paliza, pasando calor y otras calamidades.


Hasta parece que tengamos cara de cansados como si hubiéramos realizado una marcha de 11 horas, todos nos hemos cambiado de ropa y nos hemos puesto nuestras mejores galas para la ocasión.

Andar no andaremos mucho, pero el apetito no lo perdemos por nada del mundo.


ESPEREMOS QUE LA PRÓXIMA MARCHA QUE HAGAMOS LOS PISAPRAOS HAGA HONOR Y REALIDAD A LA FAMA Y AL ESPÍRITU MONTAÑERO QUE CADA UNO DE NOSOTROS POSEEMOS.

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