Foto del grupo en Las Cinco Lagunas.
El grupo de Pisapraos emprendiendo la marcha.
Llegada al Chozo de la Barranca.
Después de unas dos horas de marcha de constante pero suave subida, comenzamos, a partir de aquí, la parte más dura y complicada de la marcha.
Acercándonos a la Laguna de Majalescoba.
Continuamos la marcha, y se repite la historia de todas las marchas y se pone en práctica la famosa frase de Luis "Ya que estamos aquí..."
Así que dicho y hecho, como vamos a ir los Pisapraos a Las Cinco Lagunas por el camino normal, ni mucho menos, hay que subir por donde no haya ningún camino, por donde no vaya nadie y por donde sea más complicado.
Pasada la Laguna de Majalaescoba, torcemos a la izquierda y todo para arriba.
Primeramente afrontamos una fuerte subida, más tarde una zona llena de piedras sueltas para a continuación subirnos más de lo normal y tener que bajar unos cuantos metros.
¡Con lo bien que se iría por el camino normal!
Pero buena, al final poco a poco vamos acercándonos a nuestro destino final.
Vamos bordeando las Laguna con la intención de llegar a la primera de ellas.
Paso ante otra de las Lagunas.
Y poco a poco vamos llegando a nuestro destino final.
Pero antes debemos de superar una esta barrera de piedras.
Antes de comer y con el fin de refrescarnos un poquito, algunos compañero deciden cambiarse de indumentaria y...
...darse un chapuzón en las frías aguas de la Laguna.
Cuando se acaba el baño, nada mejor que secarse al sol, para después dar buena cuenta de los bocatas y empanadas que traemos para reponer fuerzas.
¿Os habéis fijado chicas, que cuerpos DANONE?
Nada más comer, nos ponemos de nuevo en marcha y lo hacemos saliendo por la portilla que da acceso desde la Hoya de las Berzas a la más alta y grande de las Cinco Lagunas.
Pero antes de irnos, una última mirada a todo lo que nos rodea; también aprovechamos para colocar en la mochila los bañadores para que se vayan secando.
Un momento del descenso hacia la Hoya de las Berzas.
Camino de Majalaescoba pasando por una zona de grandes piedras.
Paso por encima de los Lanchales.
Hacemos una breve parada y aprovechamos para acercarnos a una muy buena charca que existe en la Garganta. Alguno aprovechará para darse otro baño, y otros para intentar mojarse y calarse.
Si hay comentarios, yo sé quien dirá que hay que dejar que aflore el espíritu infantil que todos, cuando llegamos a una cierta edad, llevamos dentro; pero la verdad es que son como críos.
Continuamos el camino y ya nos queda muy poco para acabar esta parte de la marcha que tan poco nos gusta.
Llegamos al puente sobre la Garganta del Pinar, ya sólo nos resta llegar hasta los coches y ponernos en marcha para poder tomas unas jarras bien frías de cerveza.
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