lunes, 20 de julio de 2009

11 - Julio - 2009 Garganta de Navamediana

Aquí estamos un sábado más preparados para iniciar una nueva aventura por la Sierra de Gredos, en esta ocasión elegimos hacer la Garganta de Navamediana pero con alguna variante nueva, como es salir desde el aparcamiento de la Garganta de Bohoyo para luego remontar la garganta por la margen izquierda para más tarde empalmar en el chozo de Quemaculos con el camino tradicional de esta garganta.

Los ánimos de todos los andarines están a tope, e iniciamos la ruta con buen humor y con el estomago lleno, pues anteriormente habíamos parado en Barco de Ávila a dar cuenta de un buen café con leche calentito. Esta primera parte de la marcha discurre por un antiguo camino que utilizaban los ganaderos del pueblo de Bohoyo, para subir el ganado a los diversos prados que hay a lo largo del mismo. Discurre a media altura (no como el camino tradicional de esta garganta, que empieza en el pueblo de Navamediana y va por la misma margen del río) y entre algunos bosque, que nos iran dando sombra a lo largo de la ruta.

Cuando salimos a algún claro del camino, nos disponemos a disfrutar de las vista que nos ofrece la marcha, y vamos viendo tanto el pueblo de Navamediana como el camino de la ruta normal, el cual cogeremos para la vuelta.

Durante la marcha, vamos pasando y dejando atrás los diversos prados, que antiguamente utlizaban para el ganado, pero que a día de hoy están sin ganado y todos ellos muy secos, debido a la falta de agua y a la sequía que estamos padeciendo.

El camino sigue paralelo a una antigua regadera, hoy día en desuso, y siempre a media ladera, franqueada por un denso piornal y a veces por helechos.

Inciamos un breve descenso, para dirigirnos hacia el chozo de Quemaculos, el cual se encuentra ya dentro de la ruta normal de la garganta.
Una vez llegados al chozo, continuamos ascendiendo y después de unos tres cuartos de hora, accedemos a las Hoyuelas, punto inicial de la garganta de Navamediana.

Parte del grupo se queda en esta zona para tomar el sol o bien para darse un baño en la pozas que forman parte de la garganta, y otros cuanto decidimos continuar un poco más e intertar llegar a la presa que retiene el agua del inicio de la garganta. Desde esta presa, estratégicamente ubicada, se divisa el pueblo de Navamediana a pesar de la distancia.

Después de unos breves instantes de descanso, descendemos para encontrarnos con los que se habián quedado abajo, y nos disponemos a dar cuenta de la comida, y reporner unas pocas fuerzas para más tarde afrontar todo el descenso de la garganta, el cual creemos que se hará un poco duro, debido al intenso calor reinante.

Calor, que por otra parte, cada uno intenta cubrirse de él de la mejor manera posible, ya que al ir metidos dentro de la garganta, este se hace aún más intenso.

Finalizamos la marcha en el pueblo de Navamediana, y lo primero que hacemos es buscar una fuente en la cual apagar nuestra sed y a la vez, mojarnos un poco los pies y la cabeza para quitarnos de encima el intenso calor que llevamos en nuestros cuerpos.
Después de todo esto, el típico ritual de todas nuestra marchas, como es reponer fuerzas en el primer bar que nos encontremos por el camino, unas buenas jarras de cerveza y unas raciones.

viernes, 10 de julio de 2009

04 - Julio - 2009 Risco De la Ventana

Después del parón en las marchas debido a los diversos compromisos de la gente y a las vacaciones de otros, iniciamos de nuevo "NUESTRAS MARCHAS POR GREDOS" con una ruta en parte inédita y otra parte ya conocida, pero no por ello menos atractiva.
Iniciamos nuestra ruta, saliendo desde el pueblo de Bohoyo para coger una pista forestal que nos llevará hasta la margén izquierda de la gartanta de Bohoyo.

Después de un par de kilometros por la pista, la dejamos e iniciamos un ligero ascenso por medio de un bosque, el cual nos va resguardando del intenso sol que hace, para llegar a la fuente de los cerezos, en donde reponemos un poco de fuerzas, tomando un poco de fruta y de líquido.

A partir de este punto, comienza una subida dura por una trocha muy bien trazada, y que creo que han limpiado y marcado no hace mucho, que nos llevará hasta el alto de los Regajos de la Cruz. Según vamos ascendiendo vamos teniendo unas vistas impresionantes de toda la garganta de Bohoyo y nos vamos deteniendo para admirarla y comentar todo los pasos y picos que devisamos desde este punto.

Cuando ya llevabamos unas dos horas de marcha, llegamos a los Regajos de la Cruz y vemos que aquí también han estado limpiando el camino de piornos, pues todo el camino de la guía, que discurre a lo largo de unos enormes hitos, ha sido despojado de matorralles y piornos. Pero nosotros no tomamos esta camino, sino que nos tiramos más a la izquierda pues queremos ir al risco de las batallas. El camino que tomamos es el peor posible, pues nos metemos de lleno en un enorme piornal, lo que nos obliga a ir caminando por la pared de piedra que delimita tanto términos locales como provinciales.

Esto hace que nuestro caminar sea lento, y cuando llegamos y cruzamos a la provincia de Cáceres, ya se nos ha hecho muy tarde. Arrivamos a una esplanada en la cual nos encontramos un chozo y un refugio; dicho refugio, según pudimos saber por la conversación que mantuvimos con su guarda, es privado y esta enclavado en una finca también privada, lo cual no fue impedimento para que entraramos y disfrutraramos de las vista y de una buena comida.

Escarmentados de la ida, buscamos otro camino que nos condujese de vuelta a nuestro destino. Y lo encontramos volviendo por la zona del refugio de la garganta Barca. Desde este punto cogimos todo el camino de la guía de vuelta, hasta el mojón altillo y desde allí hasta los regajos de la cruz.

La bajada desde los regajos hasta Bohoyo también lo hicimos por distinto camino del de la ida. Esta camino que en su día fue paso hacia tierras extremeñas se encuentra en bastante mal estado. La trocha esta medio perdida y con muchas priedras sueltas, lo cual hacía la bajada bastante incomoda.

Pero toda ruta al final se termina con más o menos problemas. Pero desde luego lo que nunca perdonamos al final de nuestro caminar por las rutas de gredos, es una buena cerzeza fresquita con unas buenas raciones de lo que sea, pues el hambre aprieta.