miércoles, 22 de junio de 2011

14 - Mayo - 2011 Montón De Trigo (2155 m.)


Foto del Grupo en la Cima del Montón de Trigo.



Teníamos una deuda pendiente con los compañeros Pisapraos de Segovia, y hemos querido pagarla.
Siempre estaban invitándonos a que fuéramos a hacer alguna marcha a su zona, así que dicho y hecho, todos los que pudimos salir ese día nos encaminamos hacia Segovia, para más tarde ir a tomar un chocolate con churros a la Granja De San Ildefonso.
Terminado el desayuno, volvimos a tomar los coches y comenzamos a subir en dirección al Puerto de Navacerrada, pero a mitad de camino aparcamos los coches e iniciamos la ruta que nos llevará hasta la cima del Montón de Trigo.



Nuestros primeros pasos los damos por unas buenas pistas asfaltadas sin mucho desnivel y que da pie para que la gente vaya charlando y disfrutando de las sombras de los pinos.



A medida que vamos avanzando, el camino se va empinando más y más y entramos en una zona con pistas de tierra.



La gente poco a poco se va disgregando y haciendo grupos pequeños, pues el camino pica para arriba y cada uno se lo toma de acuerdo con sus fuerzas.



Cada cierto tiempo hacemos alguna pequeña parada para que el grupo se junte y que nadie se queda rezagado.



La dificultades comienzan y entramos en una zona con un cortafuegos con un desnivel bastante pronunciado.



Llegada a la fuente de la Fuenfría, donde hacemos una pequeña parada para esperar a la gente que se ha quedado un poco atrás en la subida.



Ya en el alto, hacemos la primera parada para reponer un poco las fuerzas y tomar algo de fruta, con el fin de afrontar la subida que nos llevará hasta la cima.



Iniciamos la subida por una zona de matorral bajo y no muy espeso.



Continuamos ascendiendo y ya el paisaje nos deja ver la cima del Montón de Trigo.



Algunos compañeros hacen una pequeña parada para echar un vistazo a nuestro objetivo.



Seguimos nuestro camino y ya vislumbramos el camino que nos conducirá a la cumbre.



Pero antes de llegar, todavía hemos de superar una zona bastante inclinada con muchas piedras y con bastante matorral bajero.



Algunos se quedan algo atrás pues el camino se ha puesto más exigente.



Ya en la cima, hacemos un pequeño alto para hacernos alguna foto así como para disfrutar de las vistas y comentar lo que vemos.



Sin más demora, iniciamos el descenso por el lado contrario a la subida, pues no vamos a volver por el mismo lado, sino que vamos a hacer una marchar circular.



Durante el descenso con dirección al collado, hacen su aparición las primeras nubes, aunque en un principio no parecen ser muy amenazadoras.



El grupo unido durante la bajada.
No sé porque será, pero durante los descensos solemos ir más juntos que cuando hay subidas...



Llegada al collado.



En en horizonte vislumbramos unas nubes oscuras que no presagian nada bueno; esperamos a estar todos juntos y comentamos que podemos hacer.
En un primer momento hay algunos compañeros que quieren que continuemos la marcha un poco más, pero al final la cordura y la sensatez se imponen y todos juntos decidimos que lo mejor es tomar el camino más corto con el fin de finalizar la marcha sin mojarnos.



Tomamos las de Villadiego y se propone continuar la marcha para ir a comer.



El grupo pasando por unos "pisaprados".



Ya vamos teniendo hambre y hacemos un alto para llenar nuestros estómagos, ojala el tiempo sea respetuoso con nosotros, pues las nubes nos van cercando y estamos temerosos de que llueva y nos mojemos.


Todo nuestro gozo en un pozo, cuando estamos en plena faena de tomar nuestro cafetito, las primeras gotas de agua hacen acto de presencia.
La gente va tomando sus precauciones y algunos sacan el paraguas para refugiarse de la lluvia que en estos momentos cae dulcemente.



Nos ponemos rápidamente en marcha, nos enfundamos las capas, los chubasqueros y sacamos los paraguas con el fin de amortiguar los efectos del agua.



Pero ni por esas, !que forma de caer agua¡. Durante bastante tiempo llueve copiosamente, los truenos de suceden sin interrucción y nosotros seguimos caminando y aguantando estoicamente el chaparrón; he de decir que ha sido la primera vez que he visto quitarse a un compañero las botas de montaña y caer de ellos un verdadero chorro de agua.
Los caminos se tornan intransitables, llenos de barro pero seguimos caminando con la ilusión de llegar lo antes posible al coche.



Por fin se acabo la pesadilla. Una vez llegados al coche y sin cambiarnos, tomamos camino hacia la casa de Marisa y Manuel a los cuales tenemos que agradecer la fantástica merienda con que nos agasajaron.



Una vez que dimos buena cuenta de toda la comida iniciamos el camino de regreso a Ávila, con la promesa de que volveremos a esta zona y con la esperanza de que nos haga mejor tiempo.




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