
Los Pisapraos delante de la ruinas del Refugio del Rey.
Como no tenemos muy claro hacia donde iremos, preparamos la mochila con todo el material que pudiéramos necesitar para la marcha.
Al final decidimos hacer una marcha clásica en la época de invierno y que no entraña ningún riesgo, como es la vuelta al Puerto de Candeleda.
El día amanece claro y con un sol radiante, así que los ánimos y la esperanza de pasar un buen día de montaña, parece que se van a cumplir.
La calzada esta bastante helada y después de superarla, nos dirigimos hacia el camino que conduce al Puerto de Candeleda; para ello intentamos buscar una buena huella que nos permita andar por la nieve sin mucha dificultad.
A partir de este punto (Caseta de Prao Puerto) la nieve esta bastante más blanda, y algunos de los Pisapraos optan por ponerse las raquetas, y algunos otros intentaremos superar esta zona sin ponérnoslas.
Llegamos a la desviación que nos podría conducir hacia la Mira, pero no tomaremos ese camino, sino que giraremos a nuestra derecha para intentar dar la vuelta al Puerto.
Los paisajes que vamos viendo, invitan a pararse un rato y disfrutar de ellos; aquí podemos ver a lo lejos la cima de la Mira.
Como la marcha no va a ser ni muy larga ni muy dura, el ambiente entre el grupo es de casi total relajación.
Pero cuando vienen las dificultades, el grupo se disgrega un poco y cada uno va subiendo las cuestas al ritmo más conveniente de acuerdo a sus fuerzas.
Vamos llegando todos al Refugio de Rey después de una larga subida que requiere un constante esfuerzo para poder superar la pendiente.
A algunas parece que la subida las ha dejado secas y que tienen que reponer líquidos, y nada mejor que tomarse una sangría, y además que beben de la bota con mucho estilo.
Después del bocata, toca tomarse un café calentito con unas pastas servido todo ello por nuestro "maitre" y es que nos cuida muy bien, y no quiere que nos cojamos una pájara por no tomar los alimentos apropiados.
Pensábamos que podíamos llegar hasta el Morezón, pero se nos hizo tarde e iniciamos el descenso hacia el Prao Pozas.
Después de la marcha, toca limpiar el material y dejarlo en perfecto estado de revista para próximas salidas.
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